En este tour de
día completo en el Valle Sagrado, visitaras los más conocidos sitios arqueológicos
como Chinchero, Salineras de Maras, Moray Ollantaytambo y Pisac.
Disfrutaras delos paisajes andinos, ciudades incas vivas y también aprenderemos
mucho de su tradición.
Este día comenzaremos con el recojo de su hotel aproximadamente a las 7:00 am. para dirigirnos hacia el pueblo de Chinchero, donde encontraremos construcciones de muros Incas y su Iglesia colonial que aguarda bastante historia, también tendremos una pequeña participación en el centro textil. Continuando nuestra visita, nos dirigiremos hacia las famosas terrazas circulares de cultivo de Moray, este sitio arqueológico tuvo mucha importancia en la época inca, y sobre todo en la agricultura.
Luego de ello descenderemos hacia las Salineras de Maras, lugar pintoresco por sus paisajes; aquí visitaremos más de 3000 pozos de sal, esta sal fue usada por los incas para su consumo.
Llegaremos a la ciudad de Urubamba donde disfrutaremos de nuestro almuerzo buffet continuaremos nuestro viaje rumbo a Ollantaytambo, conocida como "La última Ciudad Inca Viviente".
Una vez acabada la visita a Ollantaytambo nos dirigimos al pintoresco pueblo de Písac ubicado en las faldas del cerro Intihuatana ("Lugar en donde se amarra el Sol"), ingresaremos al mercado indígena de Pisac, que es el mejor lugar para hacer las compras de artesanía para luego culminar visitando el Parque Arqueológico de Písac, yacimientos arqueológicos incaicos, construcciones en piedra pulida finamente ensambladas.
Estaremos de retorno a Cusco a las 7:00 pm. aproximadamente.
NOTA
Se recomienda llevar agua o hidratante, protector solar, chaqueta para el frío, gorra y lentes de sol. Si lleva o compra snacks durante los tours, de preferencia que sean ligeros (frutas secas, galletas y agua).
INCLUYE:
NO INCLUYE:
El centro arqueológico de Pisac se ubica a 33 km. de distancia al oriente de la ciudad del Cusco, a una altura de 3,300 msnm.
Pisaq es palabra quechua, nombre propio que no tiene traducción a otro idioma, porque específicamente no califica objeto ni hecho alguno.
Este sitio arqueológico es importante porque es la entrada al valle sagrado. Además, es un lugar estratégico, ubicado en la cima de la montaña, y construido con varios caminos que conectan con otros tramos. Lo más asombroso de este monumento histórico son las terrazas en diferentes niveles que se construyeron para aprovechar la tierra para el cultivo. Desde el otro lado del río, llegando desde Cusco, se pueden ver las espectaculares terrazas en las laderas.
Cuando llegamos a su parte superior, a pie o por la carretera, nos encontramos con uno de los escenarios más fascinantes. La profundidad del valle y la proyección de las montañas entorno, nos transportan a momentos de gloria y de poder del pueblo Inca, que creo esta ciudad ordenada en la montaña: con barrios y terrazas adaptadas perfectamente a esta geografía exuberante.
La gran cantidad de terrazas nos indican el cuidado que tuvieron para con la tierra y lo que esta produce. La tecnología de las terrazas no solo servía para sembrar, sino que había todo un elaborado plan para combinar las diferentes artes y técnicas a fin de que estas sean realmente funcionales en la diversidad.
Pisac está constituido por multiplicidad de unidades emparentadas por proximidad y por funcionalidad, son agrupamientos en recintos (barrios), mas, áreas de enormes andenerías, acueductos, caminos asociados a murallas y portadas, cauces hídricos canalizados, cementerio, puentes, etc.
En esta urbe Inca, con una maestría en la distribución de espacios, no podía faltar el área sagrada; la cual se encuentra caso oculta a la vista desde los principales caminos. El ordenamiento de los recintos ceremoniales es, una vez más, especial en relación a alineamientos astronómicos; para lo cual los sabios crearon un medidor solar (Intiwatana) in situ, en la roca.
El significado original de su nombre se ha perdido, aunque hoy la tradición conoce a este pueblo como la “Tierra del Arcoiris” porque el K’uychi (arcoíris) tiene frecuente presencia en la época de lluvias.
Chinchero se encuentra ubicado en el distrito del mismo nombre en la provincia de Urubamba, a 30 km. al noroeste de la ciudad del Cusco; a una altura de 3,780 msnm. Y sobre una planicie alto-andina.
Entre el Cusco y Urubamba, sobre la carretera, encontramos a este pueblo Inca; donde, al igual que en Olllantaytambo y Pisak, se halla una distribución de elementos que lo convierten en un centro importante de la administración y organización incaica, frente a otras comunidades.
Chinchero fue el principal centro de población de la Pampa de Anta en la época de los Incas. Pudo haber sido una ciudad considerable; algunos historiadores piensan que pudo haber sido la capital de un pequeño estado, antes de la fusión y expansión de la cultura Inca. Posteriormente se cree que se convirtió en el estado real de Topa Inca, hijo de Pachacuteq.
La ciudad en sí se extiende sobre una imponente elevación en la cabecera de un valle que conduce hacia abajo y hacia el noreste hasta el río Urubamba. En un día despejado, las vistas desde Chinchero son tremendas: hacia el oeste y noroeste se extiende una vista del altiplano ondulado, teñido en la distancia por los espectaculares nevados de la Cordillera Vilcabamba y Urubamba.
La plaza principal de la ciudad es famosa por su enorme muro inca, con diez de los nichos trapezoidales más grandes conocidos entre las estructuras incas.
Probablemente se trataba de la pared de base de un palacio, tal vez el de Topa Inca, que una vez dio a la plaza, situada donde ahora se encuentra la iglesia. La iglesia tiene un fresco colonial alrededor del pórtico. Por dentro fue una vez hermosa, completamente pintada, paredes y techo, con flores y patrones multicolores. Siglos de abandono casi destruyeron estas obras de arte, pero se habían realizado muchas restauraciones en los últimos años.
Al pararse en la plaza frente a la iglesia, ve a su izquierda, más allá del pueblo, la cabecera del valle que desciende varios kilómetros para encontrarse con el Urubamba en Urquillos, justo al este de Wayllabamba. Las laderas cercanas a la ciudad aquí están esculpidas con antiguas terrazas.
Maras se encuentra a 40 kilómetros del Cuzco, en el Valle Sagrado de los Incas. Se sitúa a 3,375 msnm.
La mina de sal de Maras es un lugar conocido desde tiempos inmemoriales, y del cual los Incas también se beneficiaron. Vale la pena recordar que los Andes poseen, en su geografía, una riqueza incalculable de flora, fauna y minerales; y si algo faltaba para que las sociedades organizadas realizaran una vida de privilegio, simplemente lo creaban o buscaban los escenarios donde encontrar lo que necesitaban.
La sal es arrastrada por un manante de agua temperada, y dirigida por una red de pequeños canales que la conducen hacia los miles de estanques, donde el agua descansa y por un proceso térmico de evaporación deja como residuo el mineral en su suelo, pronto para ser recogido. Son miles de estanques donde se almacena el agua, que transporta el llamado, por algunas sociedades del pasado, “oro blanco” o “arena blanca”. Y de una manera muy ingeniosa se siguen construyendo y restaurando estos estanques que devienen en terrazas; siendo las estaciones las que condicionan su producción. Especialmente en el invierno andino, es cuando la cosecha se convierte más prospera, permitiendo hacer una selección de sus calidades, y después de adicionarle yodo esta pronto para su consumo. En la vida, las sales son las responsables de proveer a nuestro organismo los minerales necesarios, y garantizar un buen estado de salud.
La madre tierra bendijo a quienes vivían en el valle sagrado, dándoles salares que brotan de aproximadamente 4 vetas de agua salada. Estos fueron utilizados por los primeros habitantes de estos valles y por los incas. Aquí se pueden observar sobre la roca natural pequeñas construcciones hechas de barro y adobe. También se observa cómo los incas hicieron un almacén de esa piedra salada que se encuentra sobre las minas de sal que aún se conservan en la actualidad. Actualmente, existen alrededor de 3000 reservorios de sal de 5 a 10 metros cuadrados cada uno. El proceso comienza con el llenado de cada depósito cada 3 a 4 días cuando hay suficiente sol y en cuanto se secan se vuelven a rellenar con agua hasta que haya una altura de 10 centímetros de sal acumulada. Luego, la sal seca se golpea con madera y la primera capa que se raspa califica para el consumo humano. La segunda capa es para animales y la tercera es para tierras cultivadas.
El origen de esta agua sigue siendo un misterio que nadie ha podido descifrar. Solo se sabe que llevan miles de años funcionando y que benefician a las familias humildes en los Andes.
Moray es un lugar que se encuentra a 7 kilómetros del distrito de Maras, ya 53 kilómetros de la ciudad imperial del Cusco y se encuentra a una altura de 3,500 msnm. Este lugar impresiona a todos por su profundo anfiteatro circular.
Los pueblos ancestrales de la región tomaron cuatro enormes depresiones naturales en el paisaje y las esculpieron en niveles de terrazas agrícolas que sirvieron, hace cientos de años, como una estación agrícola experimental para el desarrollo de diferentes variedades de cultivos. Esto fue posible gracias al descubrimiento de un fenómeno fascinante: los climas de muchas zonas ecológicas diferentes estaban presentes en un solo sitio.
Moray es un lugar sorprendente por su belleza, y de diferente arquitectura; el entorno escénico nos hace reconocer la habilidad que tuvieron sus constructores para inclinarse a crear espacios sagrados en geografías tan magnificas. Se aprecia que con maestría distribuyeron, en cuatro espacios, grupos de terrazas circulares; como siguiendo las direcciones cardinales y, al mismo tiempo, representado en el mundo mágico a los cuatro elementos.
Moray fue uno de los centros energéticos para experiencias agrícolas y estudios cosmogónicos, donde al discípulo del camino sagrado se lo condujo por los secretos de la tierra y del cielo. De la tierra debieron descubrir sus virtudes, y realizar combinaciones para obtener resultados evolutivos en el arte de la siembra; así como utilizar ingeniosamente los diferentes grados de temperatura según el nivel de las terrazas, desde su base hasta la pampa circundante. Entendiendo que los Incas eran amantes de la belleza, tuvieron que combinar en este lugar tecnología y energía; porque de las ceremonias realizadas en este lugar, se recibe el mensaje de trabajos por la preservación de la tierra que nos amamanta.
En el valle sagrado, por donde corre el rio Vilcanota y a 70 kilómetros al noreste de la ciudad del Cusco, los Incas plasmaron su trascendencia imperial en uno de los más fabulosos complejos arquitectónicos: Ollantaytambo.
Su ubicación entre la capital Inca y la ceja de selva, “un nudo particularmente útil en la red de recorridos”, le proporciono una posición estratégica militar, así como para la administración estatal y el control del intercambio de bienes. Precisamente esa función le asigno el Inca Wiracocha al fundar allí un tambo, Ollantay, que era un lugar de paso, de residencia transitoria.
Fue Pachacutec, primer soberano de la dinastía Hanan, quien modifico el destino de Ollantaytambo y de la historia del antiguo Perú. Mando incendiar el tambo como símbolo del fin de la dinastía Hurin, a la que pertenecía Wiracocha Inca, y lo reconstruyo a la dimensión de su proyección imperial.
Ollantaytambo es el eje entre MacchuPicchu y Cusco. Es el centro más estratégico del valle y fue considerada la segunda ciudad más importante después del Cusco. También fue el centro de intercambio de productos como la hoja de coca y el maíz, en un sistema de trueque entre los pueblos cercanos al borde de la selva y con los de la sierra. Este lugar cuenta con 600 hectáreas de sitios arqueológicos que los incas construyeron a lo largo de sus valles. Así, al visitar uno de estos lugares se podían ver terrazas, templos, graneros y acueductos que bajaban de lagunas o riachuelos con el propósito final de regar las terrazas en forma de pirámides, a lo largo de las laderas de las montañas. Con la llegada de los españoles, que no se preocupaban mucho por el cultivo, sino por el oro y la plata, destruyeron estas terrazas o las dejaron en ruinas. Sin embargo, solo haría falta despejar estas terrazas para volver a ponerlas en uso.
En este enorme complejo, los Incas reiteran su genio en el uso de “la tecnología lítica a escala arquitectónica”. Está compuesto por varios sitios ceremoniales como el templo al Agua, el baño de la Ñusta y el templo del Sol con sus descomunales monolitos, entre otros. Además, edificaciones dedicadas a la observación astronómica, funciones administrativas, zonas urbanas, ganaderas y agrícolas.
Este día comenzaremos con el recojo de su hotel aproximadamente a las 7:00 am. para dirigirnos hacia el pueblo de Chinchero, donde encontraremos construcciones de muros Incas y su Iglesia colonial que aguarda bastante historia, también tendremos una pequeña participación en el centro textil. Continuando nuestra visita, nos dirigiremos hacia las famosas terrazas circulares de cultivo de Moray, este sitio arqueológico tuvo mucha importancia en la época inca, y sobre todo en la agricultura.
Luego de ello descenderemos hacia las Salineras de Maras, lugar pintoresco por sus paisajes; aquí visitaremos más de 3000 pozos de sal, esta sal fue usada por los incas para su consumo.
Llegaremos a la ciudad de Urubamba donde disfrutaremos de nuestro almuerzo buffet continuaremos nuestro viaje rumbo a Ollantaytambo, conocida como "La última Ciudad Inca Viviente".
Una vez acabada la visita a Ollantaytambo nos dirigimos al pintoresco pueblo de Písac ubicado en las faldas del cerro Intihuatana ("Lugar en donde se amarra el Sol"), ingresaremos al mercado indígena de Pisac, que es el mejor lugar para hacer las compras de artesanía para luego culminar visitando el Parque Arqueológico de Písac, yacimientos arqueológicos incaicos, construcciones en piedra pulida finamente ensambladas.
Estaremos de retorno a Cusco a las 7:00 pm. aproximadamente.
NOTA
Se recomienda llevar agua o hidratante, protector solar, chaqueta para el frío, gorra y lentes de sol. Si lleva o compra snacks durante los tours, de preferencia que sean ligeros (frutas secas, galletas y agua).
INCLUYE:
NO INCLUYE:
El centro arqueológico de Pisac se ubica a 33 km. de distancia al oriente de la ciudad del Cusco, a una altura de 3,300 msnm.
Pisaq es palabra quechua, nombre propio que no tiene traducción a otro idioma, porque específicamente no califica objeto ni hecho alguno.
Este sitio arqueológico es importante porque es la entrada al valle sagrado. Además, es un lugar estratégico, ubicado en la cima de la montaña, y construido con varios caminos que conectan con otros tramos. Lo más asombroso de este monumento histórico son las terrazas en diferentes niveles que se construyeron para aprovechar la tierra para el cultivo. Desde el otro lado del río, llegando desde Cusco, se pueden ver las espectaculares terrazas en las laderas.
Cuando llegamos a su parte superior, a pie o por la carretera, nos encontramos con uno de los escenarios más fascinantes. La profundidad del valle y la proyección de las montañas entorno, nos transportan a momentos de gloria y de poder del pueblo Inca, que creo esta ciudad ordenada en la montaña: con barrios y terrazas adaptadas perfectamente a esta geografía exuberante.
La gran cantidad de terrazas nos indican el cuidado que tuvieron para con la tierra y lo que esta produce. La tecnología de las terrazas no solo servía para sembrar, sino que había todo un elaborado plan para combinar las diferentes artes y técnicas a fin de que estas sean realmente funcionales en la diversidad.
Pisac está constituido por multiplicidad de unidades emparentadas por proximidad y por funcionalidad, son agrupamientos en recintos (barrios), mas, áreas de enormes andenerías, acueductos, caminos asociados a murallas y portadas, cauces hídricos canalizados, cementerio, puentes, etc.
En esta urbe Inca, con una maestría en la distribución de espacios, no podía faltar el área sagrada; la cual se encuentra caso oculta a la vista desde los principales caminos. El ordenamiento de los recintos ceremoniales es, una vez más, especial en relación a alineamientos astronómicos; para lo cual los sabios crearon un medidor solar (Intiwatana) in situ, en la roca.
El significado original de su nombre se ha perdido, aunque hoy la tradición conoce a este pueblo como la “Tierra del Arcoiris” porque el K’uychi (arcoíris) tiene frecuente presencia en la época de lluvias.
Chinchero se encuentra ubicado en el distrito del mismo nombre en la provincia de Urubamba, a 30 km. al noroeste de la ciudad del Cusco; a una altura de 3,780 msnm. Y sobre una planicie alto-andina.
Entre el Cusco y Urubamba, sobre la carretera, encontramos a este pueblo Inca; donde, al igual que en Olllantaytambo y Pisak, se halla una distribución de elementos que lo convierten en un centro importante de la administración y organización incaica, frente a otras comunidades.
Chinchero fue el principal centro de población de la Pampa de Anta en la época de los Incas. Pudo haber sido una ciudad considerable; algunos historiadores piensan que pudo haber sido la capital de un pequeño estado, antes de la fusión y expansión de la cultura Inca. Posteriormente se cree que se convirtió en el estado real de Topa Inca, hijo de Pachacuteq.
La ciudad en sí se extiende sobre una imponente elevación en la cabecera de un valle que conduce hacia abajo y hacia el noreste hasta el río Urubamba. En un día despejado, las vistas desde Chinchero son tremendas: hacia el oeste y noroeste se extiende una vista del altiplano ondulado, teñido en la distancia por los espectaculares nevados de la Cordillera Vilcabamba y Urubamba.
La plaza principal de la ciudad es famosa por su enorme muro inca, con diez de los nichos trapezoidales más grandes conocidos entre las estructuras incas.
Probablemente se trataba de la pared de base de un palacio, tal vez el de Topa Inca, que una vez dio a la plaza, situada donde ahora se encuentra la iglesia. La iglesia tiene un fresco colonial alrededor del pórtico. Por dentro fue una vez hermosa, completamente pintada, paredes y techo, con flores y patrones multicolores. Siglos de abandono casi destruyeron estas obras de arte, pero se habían realizado muchas restauraciones en los últimos años.
Al pararse en la plaza frente a la iglesia, ve a su izquierda, más allá del pueblo, la cabecera del valle que desciende varios kilómetros para encontrarse con el Urubamba en Urquillos, justo al este de Wayllabamba. Las laderas cercanas a la ciudad aquí están esculpidas con antiguas terrazas.
Maras se encuentra a 40 kilómetros del Cuzco, en el Valle Sagrado de los Incas. Se sitúa a 3,375 msnm.
La mina de sal de Maras es un lugar conocido desde tiempos inmemoriales, y del cual los Incas también se beneficiaron. Vale la pena recordar que los Andes poseen, en su geografía, una riqueza incalculable de flora, fauna y minerales; y si algo faltaba para que las sociedades organizadas realizaran una vida de privilegio, simplemente lo creaban o buscaban los escenarios donde encontrar lo que necesitaban.
La sal es arrastrada por un manante de agua temperada, y dirigida por una red de pequeños canales que la conducen hacia los miles de estanques, donde el agua descansa y por un proceso térmico de evaporación deja como residuo el mineral en su suelo, pronto para ser recogido. Son miles de estanques donde se almacena el agua, que transporta el llamado, por algunas sociedades del pasado, “oro blanco” o “arena blanca”. Y de una manera muy ingeniosa se siguen construyendo y restaurando estos estanques que devienen en terrazas; siendo las estaciones las que condicionan su producción. Especialmente en el invierno andino, es cuando la cosecha se convierte más prospera, permitiendo hacer una selección de sus calidades, y después de adicionarle yodo esta pronto para su consumo. En la vida, las sales son las responsables de proveer a nuestro organismo los minerales necesarios, y garantizar un buen estado de salud.
La madre tierra bendijo a quienes vivían en el valle sagrado, dándoles salares que brotan de aproximadamente 4 vetas de agua salada. Estos fueron utilizados por los primeros habitantes de estos valles y por los incas. Aquí se pueden observar sobre la roca natural pequeñas construcciones hechas de barro y adobe. También se observa cómo los incas hicieron un almacén de esa piedra salada que se encuentra sobre las minas de sal que aún se conservan en la actualidad. Actualmente, existen alrededor de 3000 reservorios de sal de 5 a 10 metros cuadrados cada uno. El proceso comienza con el llenado de cada depósito cada 3 a 4 días cuando hay suficiente sol y en cuanto se secan se vuelven a rellenar con agua hasta que haya una altura de 10 centímetros de sal acumulada. Luego, la sal seca se golpea con madera y la primera capa que se raspa califica para el consumo humano. La segunda capa es para animales y la tercera es para tierras cultivadas.
El origen de esta agua sigue siendo un misterio que nadie ha podido descifrar. Solo se sabe que llevan miles de años funcionando y que benefician a las familias humildes en los Andes.
Moray es un lugar que se encuentra a 7 kilómetros del distrito de Maras, ya 53 kilómetros de la ciudad imperial del Cusco y se encuentra a una altura de 3,500 msnm. Este lugar impresiona a todos por su profundo anfiteatro circular.
Los pueblos ancestrales de la región tomaron cuatro enormes depresiones naturales en el paisaje y las esculpieron en niveles de terrazas agrícolas que sirvieron, hace cientos de años, como una estación agrícola experimental para el desarrollo de diferentes variedades de cultivos. Esto fue posible gracias al descubrimiento de un fenómeno fascinante: los climas de muchas zonas ecológicas diferentes estaban presentes en un solo sitio.
Moray es un lugar sorprendente por su belleza, y de diferente arquitectura; el entorno escénico nos hace reconocer la habilidad que tuvieron sus constructores para inclinarse a crear espacios sagrados en geografías tan magnificas. Se aprecia que con maestría distribuyeron, en cuatro espacios, grupos de terrazas circulares; como siguiendo las direcciones cardinales y, al mismo tiempo, representado en el mundo mágico a los cuatro elementos.
Moray fue uno de los centros energéticos para experiencias agrícolas y estudios cosmogónicos, donde al discípulo del camino sagrado se lo condujo por los secretos de la tierra y del cielo. De la tierra debieron descubrir sus virtudes, y realizar combinaciones para obtener resultados evolutivos en el arte de la siembra; así como utilizar ingeniosamente los diferentes grados de temperatura según el nivel de las terrazas, desde su base hasta la pampa circundante. Entendiendo que los Incas eran amantes de la belleza, tuvieron que combinar en este lugar tecnología y energía; porque de las ceremonias realizadas en este lugar, se recibe el mensaje de trabajos por la preservación de la tierra que nos amamanta.
En el valle sagrado, por donde corre el rio Vilcanota y a 70 kilómetros al noreste de la ciudad del Cusco, los Incas plasmaron su trascendencia imperial en uno de los más fabulosos complejos arquitectónicos: Ollantaytambo.
Su ubicación entre la capital Inca y la ceja de selva, “un nudo particularmente útil en la red de recorridos”, le proporciono una posición estratégica militar, así como para la administración estatal y el control del intercambio de bienes. Precisamente esa función le asigno el Inca Wiracocha al fundar allí un tambo, Ollantay, que era un lugar de paso, de residencia transitoria.
Fue Pachacutec, primer soberano de la dinastía Hanan, quien modifico el destino de Ollantaytambo y de la historia del antiguo Perú. Mando incendiar el tambo como símbolo del fin de la dinastía Hurin, a la que pertenecía Wiracocha Inca, y lo reconstruyo a la dimensión de su proyección imperial.
Ollantaytambo es el eje entre MacchuPicchu y Cusco. Es el centro más estratégico del valle y fue considerada la segunda ciudad más importante después del Cusco. También fue el centro de intercambio de productos como la hoja de coca y el maíz, en un sistema de trueque entre los pueblos cercanos al borde de la selva y con los de la sierra. Este lugar cuenta con 600 hectáreas de sitios arqueológicos que los incas construyeron a lo largo de sus valles. Así, al visitar uno de estos lugares se podían ver terrazas, templos, graneros y acueductos que bajaban de lagunas o riachuelos con el propósito final de regar las terrazas en forma de pirámides, a lo largo de las laderas de las montañas. Con la llegada de los españoles, que no se preocupaban mucho por el cultivo, sino por el oro y la plata, destruyeron estas terrazas o las dejaron en ruinas. Sin embargo, solo haría falta despejar estas terrazas para volver a ponerlas en uso.
En este enorme complejo, los Incas reiteran su genio en el uso de “la tecnología lítica a escala arquitectónica”. Está compuesto por varios sitios ceremoniales como el templo al Agua, el baño de la Ñusta y el templo del Sol con sus descomunales monolitos, entre otros. Además, edificaciones dedicadas a la observación astronómica, funciones administrativas, zonas urbanas, ganaderas y agrícolas.